2 dic 2012

CARLOS CRUZ-DIEZ

"Muro de cilindros pivotantes manipulables", 1954. 
Temple de caseína (plaka) y pintura a base de látex sobre triplay.
 

 


                El juego lo comienza la proporción. La encontramos en los colores, en las alturas de los cilindros, en la posición (*composición*) de los mismos. Con dos piezas de cada color, distinguimos (de frente a la obra) sólo cilindros chicos o grandes. La mirada recorre el conjunto atraída por uno y otro color, queda atrapada entre los cilindros y luego regresa al punto de partida. La sombra, el quinto color, genera nuevas figuras en el plano blanco dependiendo de la posición (y no forzosamente de la distancia, aunque también podría ser parte del juego) de tres participantes: los cilindros sobre el plano, el observador y la luz situada sobre la obra.